Pasó una semana desde la jornada más violenta del siglo XXI para la Legislatura de la Provincia de Santa Fe. El jueves 12 de septiembre, en horas del mediodía, la Cámara de Diputadas y Diputados sancionaba la Ley de Emergencia Previsional -conocida popularmente como "Reforma Jubilatoria"-, mientras impactaban dentro del Hall del Palacio Legislativo los ladrillos que arrojaban algunos manifestantes, quienes previamente habían destrozado la histórica puerta de ingreso del edificio, tras un cruento enfrentamiento con un acotado grupo de policías.
A raíz de los disturbios fuera del recinto, en el hemiciclo se precipitó una votación que hasta fue impugnada en sede judicial. El tablero marcó 23 votos positivos, 9 negativos y 11 abstenciones.
En primer lugar, como miembro informante expuso José Corral (UCR), luego fue el turno de Fabián Palo Oliver (FAS), de Emiliano Peralta y Silvia Malfesi (SOMOS VIDA), hasta que llegó el momento de Juan Domingo Argañaraz (INSPIRAR). Mientras hablaba el legislador pro-vida, la presidenta del cuerpo, Clara García (anoticiada de que un grupo de violentos estaba a punto de ingresar al Hall de la Legislatura), le cortó la palabra intempestivamente para que emprenda su alocución uno de los referentes socialistas, Pablo Farías.
En ese momento, Farías pidió que se pase a votar la ley en general, y luego en particular. Esa moción fue sufragada por la mayoría automática de Unidos Para Cambiar Santa Fe. Tras ello, se pasó de modo urgente a un cuarto intermedio.
Puertas afuera, bastante tiempo antes de que se sancione la norma, la violencia recrudecía cada vez más. Quienes se enfrentaban con la poca policía que defendía el Palacio Legislativo arrojaban el material contundente que tenían a mano: piedras, rejillas de metal, botellas. Los momentos de mayor tensión se vivieron cuando algunos ladrillazos rozaban la cabeza de colegas periodistas que cubrían el suceso. Incluso una bomba de estruendo explotó a metros de los cronistas legislativos acreditados.
Empezaban a llegar de a poco las fuerzas de choque, como la Tropa de Operaciones Especiales. Algún legislador del oficialismo deslizó: "Yo mismo tuve que llamar al Ministro de Seguridad para que nos envíe refuerzos".
Finalmente la explanada de la Legislatura se fue despoblando, quedó sólo un grupo minúsculo protestando afuera, pacíficamente. Poco a poco iban regresando los diputados y diputadas para retomar la sesión que seguía suspendida momentáneamente. Varios legisladores opositores, de distintos bloques, manifestaban que la sesión era inválida porque los procedimientos que se utilizaron para aprobar la ley "eran erróneos" y el proceso estaba "viciado". Por otro lado, desde el oficialismo aseguraban que "se respetó el reglamento" y que la sesión era "absolutamente válida".
Una semana después de toda esa barahúnda legislativa, el escenario es otro. A diferencia del dicho popular, se aprecia la "calma que sucede al huracán". Y, además, también se aprecia una puerta ploteada con la imagen original de la puerta histórica de ingreso. Del lado de adentro, sólo unos tablones de madera bien amurados.
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