El 13 de octubre de 1980, Adolfo Pérez Esquivel hizo un llamado a su casa desde un teléfono público, por una cuestión familiar, y su esposa, Amanda, le contó que había recibido una comunicación de la embajada de Noruega en Buenos Aires, desde donde lo buscaban con urgencia: se enteraría allí, un rato después, que había ganado el Premio Nobel de la Paz. "Obvio que no había celulares y yo tenía que llamar a casa, así que llamé desde un teléfono público al teléfono de línea. Y me esposa me dijo `Tenés que ir urgente a la embajada de Noruega, que te están esperando, porque tienen que hablar con vos ya`", relató, en declaraciones a periodísticas. Reseñó entonces que, así como estaba vestido, se fue a la sede diplomática escandinava –por entonces en Esmeralda 909-, donde lo esperaban las autoridades. "El embajador me hizo pasar a un hall de entrada y miraba muy insistentemente el reloj de la pared. Yo le pedía que me dijeran por qué me habían convocado. Veía que habría un act...